Época: Arnhem/Ardenas
Inicio: Año 1939
Fin: Año 1945

Antecedente:
La resistencia en Europa

(C) Virginia Tovar Martín



Comentario

También aquí la resistencia se inicia antes de la guerra, desde el advenimiento del fascismo en 1922, y se refuerza en la guerra civil española. Pero sólo madura y se consolida durante la Segunda Guerra Mundial, hasta convertirse, al unirse el viejo antifascismo con el nuevo surgido del descontento por la guerra y la derrota, en "el movimiento más notable de su clase de la Segunda Guerra Mundial" (A. J. Toymbee). Es, en efecto, el de mayor amplitud de entre los países del Eje, y se caracteriza por su inmediata eclosión -ya hay choques con los alemanes y los fascistas "el mismo día del armisticio con los aliados, como si hubiesen estado esperando ansiosos el momento"- y rápida maduración. Es además, una resistencia nacionalista y revolucionaria, que, por primera vez en la historia moderna de Italia, incluye a obreros y campesinos. Por otro lado, y al igual que en Francia y en otros países, habrá un contraste entre el papel mediocre jugado por las fuerzas armadas regulares entre 1940 y 1943, y la más que brillante actuación militar de las bandas partisanas.
La invasión aliada y la caída del fascismo -25 de julio de 1943- ponen fin a la odiada alianza con Alemania, pero no a la guerra. A partir del armisticio del 8 de septiembre, el nuevo rumbo del gobierno monárquico de Badoglio es la colaboración con los aliados y la guerra contra el fascismo y los alemanes. Mientras, el Rey que fue aliado del fascismo, Víctor Manuel III, y el gobierno se refugian en el sur ya ocupado por los aliados, abandonado el país a su suerte. Los partidos antifascistas y amplios sectores de la población constatan que deberán combatir para conseguir el cambio que desean y la paz. Sobre todo cuando los alemanes, que habían previsto el vuelco, ocupan fulminantemente la mayor parte de Italia, hallando sólo una oposición desorganizada por parte de la población civil o de algunas unidades del Ejército. Los alemanes reinstalan a los fascistas en el poder -Mussolini ha sido liberado el 12 de septiembre-, que crean la República Social Italiana -Saló- el 23 de ese mes. Acaba de iniciarse la guerra civil.

Entre tanto, el armisticio deja también abandonadas a su suerte a las 63 divisiones italianas situadas en los países ocupados: unas logran repatriarlas, otras se entregan a los alemanes o a las resistencias locales; algunas más optan por el antifascismo y combatirán por su cuenta a los alemanes o bien se unirán directamente a las resistencias -en Yugoslavia, Francia, Grecia, Albania, etc.-, donde sufrirán miles de bajas.

En Italia, mientras tanto, se forma el Comité de Liberación Nacional (CLN) que incluye al Partido de Acción, al comunista y al socialista, a los que se unirán democristianos, republicanos, liberales y otros. Pero los aliados sólo reconocerán al gobierno de Badoglio y a la monarquía.

La resistencia se desarrolla rápidamente, en particular en el centro -donde conserva, no obstante, caracteres rurales y cierta indefinición ideológica- y sobre todo en el norte -las primeras bandas armadas aparecen en Piamonte-, donde, a la buena organización y a la gran eficacia militar, se une un republicanismo acentuado y gran claridad ideológica; aquí predominarán, con mucho, comunistas y accionistas. En el sur será, en cambio, espontánea, con grupos armados pequeños, y su vida breve debido al rápido avance aliado (19).

En otoño, el Gobierno Badoglio pondrá a disposición aliada 340.000 hombres para la formación del nuevo Ejército italiano antifascista, pero los anglosajones tratan a Italia, lógicamente, como a país vencido, y sólo en diciembre de 1943 permitirán que una pequeña unidad entre en combate contra los alemanes. En septiembre de 1944, el CIL -Cuerpo Italiano de Liberación - tendrá 54.0000 hombres y participará en la liberación de la costa adriática central -aviones italianos combatirán junto a los aliados en los Balcanes-.

Pero la verdadera resistencia es la del CLN. A comienzos de 1944 se considera zanjada la cuestión de la opción entre república y monarquía -la decisión queda pendiente después de la guerra, y las urnas darán la victoria a los republicanos cuando los partidos, y en especial el PCI, reconocen la autoridad del gobierno Badoglio, en el cual, desde abril de 1944, se incluye ya a miembros del CLN.

Tras la liberación de Roma por los aliados -en junio de ese año-, Badoglio abandona su cargo, y es sustituido por Humberto de Saboya como lugarteniente y por Bonomi como jefe de Gobierno; creándose un mando único, dirigido por el general Cadorna. El CLN se instala en la capital aunque en el Norte, donde se combate tras las líneas alemanas, se crea el CLN de la Alta Italia -CLNAI- dotado de gran autonomía, con predominio de comunistas y accionistas en lo político y lo militar, con sus divisiones garibaldinas los primeros y GL -Giustizia e Libertá- los segundos.

Se desarrollan asimismo tupidas redes de información y propaganda, con numerosas publicaciones. El CLN desencadena grandes huelgas, como la de marzo de 1944, o las del otoño e invierno del mismo año; están a la orden del día los sabotajes y el terrorismo urbano contra alemanes y fascistas; y en las montañas la lucha es despiadada entre partisanos y nazi-fascistas. Despiadadas también serán las represalias y las matanzas en ciudades y pueblos: Fosas Ardeatinas en Roma, Marzabotto, Bellona, Praticello, etc.

Entre junio y julio los aliados, con los partisanos y el CIL, expulsan a los alemanes de los Abruzzos y las Marcas; en agosto, Florencia es liberada por los partisanos. Por estas fechas la resistencia cuenta ya con más de 60.000 miembros.

En el norte, en zonas liberadas, se han ido formando hasta 15 repúblicas independientes partisanas -Ossola, Carnia, Monferrato, etc.-, con su administración, enseñanza, organización política y militar y procesos electorales, como una especie de ensayo general para la posguerra. Después de Florencia, los aliados van a estancarse casi durante un año en la Línea Gótica. La insurrección general deberá esperar, y los partisanos son abandonados a su suerte y sufrirán una oleada de ofensivas nazi-fascistas -con 300.000 soldados- que acabarán por suprimir las repúblicas a lo largo de la segunda mitad de 1944, pero sin anular las bandas guerrilleras.

Esta demostración de capacidad política y militar lleva a los aliados a reconocer oficialmente al CLN y la autoridad -provisional- del CLNAI en el norte, en diciembre de 1944. Desde fines de año, la resistencia librará verdaderas batallas contra el enemigo (entre junio de 1944 y febrero de 1945 llevará a cabo unas 6.500 escaramuzas y 6.000 actos de sabotaje y capturará ingentes cantidades de armas y miles de prisioneros), gracias también al mayor número de suministros aliados recibidos. La RSI de Mussolini, por el contrario, va perdiendo toda capacidad de reacción, mientras los alemanes sólo piensan en abandonar Italia. Unos y otros entablan negociaciones secretas con los aliados y con el CLN, pero éste rechaza todo trato. Añadamos el dato de que en febrero la resistencia cuenta con 140.000-150.000 miembros.

En abril se reanuda la ofensiva a aliada que rompe las líneas alemanas. Es el momento de la insurrección general: los guerrilleros quieren ocupar las ciudades, evitar las destrucciones que los ocupantes en retirada pueden pretender llevar a cabo y ajustar cuentas con los fascistas, antes de que lleguen los liberadores. Todo ello se lleva cabo con precisión: entre el 18 y el 30 de abril los partisanos liberan decenas de ciudades, entre ellas Bolonia, Módena, Rávena, Génova, Turín, Milán, Padua, etc. El 28 consiguen capturar a Mussolini y, en otra operación, varios jerarcas fascistas: todos son ejecutados sumariamente por decisión del CLN, que quiere evitar su detención por los aliados y la posibilidad de que el Duce salve la vida. Entre el 26 de abril y el 2 de mayo, los alemanes se rinden a los partisanos o a los aliados. Estos se apresurarán entonces a asumir la autoridad en el Norte.

En conjunto, la resistencia italiana había comprometido directamente a unas 350.000 personas, de las que más de 200.000 serán combatientes de alguna forma -la mitad serán comunistas, un tercio "accionistas", y el resto pertenecerá a los demás partidos-. Los muertos serán unos 70.000 incluidos los fusilados, unos 10.000, y los muertos del CIL o en las resistencias de los países ocupados, de los cuales más de la mitad eran comunistas y un tercio "accionistas".